«Solo me sacaron de la música un parto, una tifoidea, una salmonelosis y accidentes»

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Izaskun Uranga (Bilbao, 1950) fue una de las fundadoras, en 1969, del grupo Mocedades, por el que pasaron cuatro de sus ocho hermanos. Convertida en la cabeza de una de las dos formaciones existentes que mantienen el nombre de Mocedades, el próximo viernes actúa en el Teatro Colón a las 21.00 horas.

-¿Cómo plantea el concierto?

-Será de 45 años de nuestra música. Por mucho que hagamos, en los 90 minutos del concierto no vamos a hacer todas las canciones que tenemos. Pero generalmente la gente se queda conforme. Y una cosa importante: al final siempre te pide una canción que no llevas puesta. Con las canciones que va pidiendo al público hacemos el repertorio del año siguiente. Están las que sabes que gustan siempre, y las que han ido pidiendo.

-¿Le resulta muy importante estar en conexión con lo que quiere el público?

-Para mí es importantísimo. Ellos son los que nos han puesto en el sitio donde estamos.

-¿Cree que en el escenario da imagen de una Izaskun distinta a la que realmente es?

-Pues no. Desde luego, lo que soy en el escenario no lo soy abajo nunca, pero la del escenario es una parte de mí, que es con la que me encuentro más cerca. Allí estoy ofreciendo todo lo que soy. Pero cuando bajas, y te viene la gente, y te piden las firmas, y las fotos, a veces no soy como arriba.

-En estos cuarenta y cinco años en la música?

-Cuarenta y cinco como Mocedades. Yo llevo más en la música, cuarenta y ocho tirando a cuarenta y nueve, desde los dieciséis.

-¿En qué momento se llevó peor y mejor la fama?

-Lo de la fama es una cosa muy peculiar. Lo de la fama yo? No es algo que esté dentro de mí. Si me ves ahora verás a una señora de lo más normal. Es más, me incomoda el mundo de la fama. En el escenario todo lo que quieran, pero cuando bajo? Ya no me gusta.

-¿Le ocurre mucho que le paren por la calle?

-Sí, lo que pasa es que como yo no sonrío, pues se cortan más (ríe). La gente a veces no se da cuenta de que estás para ellos, pero hay momentos en los que necesitas estar para ti. Sí, a mí me pesa un poco la fama. Pero tampoco te puedo decir que más ahora o en otra época.

-¿En el Euskadi popular sigue estando presente la música?

-Sí, sí. Va uno a un sitio y rápido rápido, empiezas a cantar tú y se acopla gente alrededor, o empieza a cantar gente alrededor y te juntas tú. Sí es costumbre.

-¿Tuvo que ver esto con su forma de aproximarse al mundo de la canción?

-Nosotros empezamos desde muy pequeñitos porque mi padre cantaba muy bien. Nació en el País Vasco pero sus padres fueron a Norteamérica y lo llevaron con meses. Volvió con diecisiete años. Traía todas las costumbres de allí… A mí y a mis hermanas nos gustaba cantar, se celebraban festivales y nos invitaban. Cuando estábamos estudiando, siempre había en alguno de los sitios fines de carrera en los que venía gente de chufla y nos llamaban. Y fue así como empezó todo, eh. No por ser famosas, no, no, no.

-¿Si le hubieran dicho con 16 años que con 65 seguiría cantando, cómo se lo hubiera tomado?

-Yo nunca digo que no a nada, estoy receptiva siempre. Pero, de la forma que ha sido, pues no, no me habría dado cuenta tan joven. Pero fue tan natural todo, tan normal (ríe). No fue: ‘¡Yo quería ser artista!’. Pues no. Canto de toda la vida, cantábamos muy bien? Mis nietos están educados de esa forma. ¿Para qué vale el niño? Pues para lo que vale, potenciárselo, y no machacarle con cosas innecesarias. Yo quería cantar, también Amaya, Estíbaliz, Roberto, todos los hermanos, incluso los más pequeños? En casa se cantaba mucho. Lo de ser famosos no, pero sí cantar y hacerlo bien.

-Todos tenían buenas voces. ¿No es sorprendente que surgieran en una generación de una misma familia?

-Hijo, como es mi familia y en la que yo he vivido? Tengo un primo que es director de cine, primas que son bailarinas de ballet. En toda la familia ha habido estas cosas.

-¿Llegará como voz líder a A Coruña?

-No, no, igual hago algún solo. Pero lo de líder… soy la única de mis hermanos que ha estado 45 años en Mocedades, que estuve en la fundación, que soy dueña del nombre.

-Faltó algunas temporadas…

-Mira, te digo, una tifoidea, una salmonelosis, un parto, un accidente, y otro accidente (ríe). Eso es lo que me apartó de la música, el tiempo que duró eso, claro.

-¿Nunca se saldrá de la música por su propia voluntad?

-No. Cuando se fue Estíbaliz, en el año 72, mi idea era la de continuar como fuese. Entonces, cuando nos llamaron para ir a Eurovisión, llamamos a dos personas más y allí fuimos. Yo sé hacer esto bien, me arreglo con el público, me entiendo con ellos, y nuestra música les gusta? Tengo mi sitio. Quiero estar como la Pradera, que tiene 92 años y acaba de grabar un disco. Lo que te da el público no lo consigues en ningún sitio. Ni dinero?

-¿Aparte de la música, qué es lo más importante en la vida?

-Para mí, el amor.

-¿Entendido en sentido amplio, a la familia??

-No solo a la familia. Hay mucha gente que aunque no sea familia son gente con la que puedes comunicarte y estar con ellos. El amor es lo que nos mueve a todos, la cosa más importantes. La familia es muy importante, pero cuando se tiene? Tengo ya 65 años, y está eso ahí, ¿no? También el ser honesto? Pero que haya amor entre las personas, y respeto.

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